domingo, 17 de abril de 2016

Una Secretaria General de Naciones Unidas YA!



Desde 1945 ha habido 8 hombres que han asumido la Secretaría General de Naciones Unidas. Sólo hombres - 8 - uno detrás de otro. Según los miembros del Consejo de Seguridad, a lo largo de estos 71 años ninguna mujer ha merecido ser elevada a esta responsabilidad. 
Ha llegado el momento de ver a una mujer al frente de la Secretaría General. Y lo es porque como ha dicho la ministra de asuntos exteriores de Colombia, necesitamos cambiar la forma en que se concibe y se ejerce el liderazgo en el mundo. 
Por ello no nos vale cualquier mujer. Que quede claro esto también. Necesitamos a una mujer preparada y resuelta a impulsar una transformación radical de los liderazgos y convertirlos en una plataforma para transformar el mundo sobre la base del principio de igualdad.

Una igualdad que se exprese con la eliminación de todas las formas de opresión y discriminación. Que tenga a la humanidad - y no al dinero - como referencia, y que, por tanto, implica trascender el género y abandonar aspiraciones androcéntricas porque no se trata solo de que las mujeres se igualen a los hombres, sino que el objetivo es mucho más ambicioso, se trata de  que todos los seres humanos nos relacionemos como iguales.

Las mujeres constituimos el grupo marginado más numeroso del mundo y el que probablemente ha sufrido discriminación durante más tiempo. Desgraciadamente no somos el único grupo humano oprimido. Además, muchas mujeres no son discriminadas únicamente por razón de género, sino que sufren una intersección de discriminaciones que multiplica su  vulnerabilidad. La aceptación de la interseccionalidad o de la existencia de discriminaciones múltiples o acumuladas (Patricia Hill Collins) no debería conducir, sin embargo, a la fragmentación del feminismo. Porque por encima de las diferencias las mujeres nos podemos reconocer mutuamente. Y porque las discriminaciones - entrelazadas o no - nos llevan al mismo resultado, la jaula limitadora de la opresión.

Es verdad que las circunstancias de las mujeres son muy diversas y que varían en función del contexto social, geográfico, político, económico o cultural. Pero sean cuales sean las particulares condiciones, el liderazgo de las mujeres debe promover un mundo sin opresión, más justo y más igualitario en que ni el género ni otros factores obstaculicen el desarrollo humano pleno de cualquier persona.

Para conseguir este gran objetivo hay que impulsar un liderazgo que no esté basado en el poder, sino en el reconocimiento y en la autoridad que emana de éste. Un liderazgo que no se construya sobre dinámicas competitivas, sino colaborativas (las mismas que las mujeres hemos desarrollado durante siglos en los espacios privados y en la sociedad civil). 

No creo que estos nuevos liderazgos no puedan ser asumidos por hombres, pero las mujeres – como miembros del grupo humano oprimido más numeroso del mundo – merecemos una oportunidad y debemos conscientes de nuestra responsabilidad. 

Por todo lo dicho, no es suficiente conseguir que algunas mujeres ocupen posiciones de poder desde las que se adoptan decisiones relevantes, sino que es además imprescindible que las que ocupen esas posiciones sean conscientes de la función que están llamadas a cumplir y de la responsabilidad que conlleva.

Hay que promover un desarrollo inclusivo y sostenible frente a los modelos basados en el crecimiento económico depredador del planeta (Agenda Post2015). Hay que comprometerse con la lucha contra la pobreza en el marco de la búsqueda de la justicia global, con la defensa de los derechos humanos, con el fortalecimiento de la democracia real con nuevas fórmulas como la de la “democracia genérica” (Marcela Lagarde), con las políticas públicas al servicio y al alcance de todos (educación, salud…), con la búsqueda y consolidación de la paz, etc.
Es todo esto lo que pedimos cuando reclamamos el liderazgo. Y es todo esto lo que le pedimos a la MUJER que ocupe la SECRETARÍA GENERAL DE NACIONES UNIDAS. 

SI ESTÁS DE ACUERDO Y QUIERES CONTRIBUIR, PUEDES MANDAR CARTAS A LOS MIEMBROS DEL CONSEJO DE SEGURIDAD, A TRAVÉS DE LA ORGANIZACIÓN Equality Now

El proceso de selección está ganando en transparencia. Es la primera vez que los candidatos han sido examinados informalmente por la Asamblea General. Y todavía hay tiempo para proponer nuevas candidatas. Todo indica a que el momento ha llegado. Ahora sólo nos queda que se elija a la mujer adecuada. 

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